Siguiendo el hilo del post anterior al de la charla, donde hablamos de la relación tan directa entre alimentación y felicidad o estados de ánimo, se me ha ocurrido continuar por esos derroteros, ya que es un tema bastante interesante, y es el del:
Hambre emocional y Hambre real.
Estará dividido en 2 publicaciones, para no alargarlo demasiado, la primera definiremos y conoceremos qué es el hambre emocional y la segunda hablaremos del hambre real, así como las herramienta prácticas, para aplicar en el día a día, que es un apartado el cual incluiré a partir de ahora en cada artículo, para que así podáis experimentar con vosotr@s mism@s al que le apetezca 😀.
Empecemos definiendo y conociendo por qué existe el hambre emocional y cuál es su función.
Hambre emocional es la sensación que se siente antes de comer descontroladamente en respuesta a emociones no equilibradas, y generalmente ocurre durante períodos de mucho estrés, aburrimiento, ansiedad, depresión, tristeza, enfado, hábitos de la infancia o influencia social.
El acto de comer emocionalmente implica usar alimentos para adormecer sentimientos incómodos, a pesar de no tener hambre.
Este proceso actúa sobre el sistema de
recompensa del cerebro, al ser alimentos agradables al paladar, mecanismo que tenía sentido en la antigüedad cuando el alimento escaseaba tal y como vimos en la publicación anterior, provoca una liberación de dopamina, llegando a funcionar de forma similar a las de adicciones.
Esto junto con los factores emocionales y sociales pueden anular el sistema homeostático (mecanismo que indica cuándo hay que comer para satisfacer las necesidades nutricionales), aumentando el deseo de consumir alimento sabroso, de alta palatabilidad y densidad de energía, incluso cuando las reservas de energía y suministro de alimentos son abundantes, lo que explica, que entremos en un círculo vicioso del que a veces no es sencillo salir.
Características del hambre emocional:
→ Aparece de repente
→ Es de un alimento en concreto y muy sabroso, palatable y procesado como dulces, pizza, hamburguesa, patatas fritas, etc (vamos, que no suele ser de calabacín o brócoli, jajajajajajaja)
→ Lo quiero y lo quiero ¡ya!
→ Sigues comiendo aun estando llen@ y satisfech@
→ A continuación, te sientes algo indigest@ y con la mala sensación de que no tenías que haberlo hecho
→ Nostalgia, comes alimentos que te recuerdan a la infancia y/o momentos muy felices.
Seguro que con estas pistas ya puedes empezar a identificar qué tipo de hambre es el que tienes en según qué momento o situación del día, y en el siguiente post lo rematamos con las características del hambre real y las herramientas prometidas 😜.
Gracias a tod@s por dedicar unos minutos de vuestro tiempo y nos leemos en la próxima publicación….
¡¡¡¡Un abrazo y hasta pronto!!!!
Moisés Bautista Paños
Experto en Nutrición